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Breves apuntes sobre la composición química del agua embotellada.

Antes que nada, quiero manifestar mi más profundo desacuerdo con todas aquellas prácticas que no son sostenibles para preservar el presente y un mejor futuro de nuestra Madre Tierra de las prácticas de esquilmación y degradación de la misma en beneficio de grandes multinacionales que a cambio de unos pocos puestos de trabajo precarios, son capaces de comprar voluntades de pueblos que tienen entidad propia gracias a ese recurso que van a dilapidar. El progreso es Vida, en la más amplia de todas sus expresiones. Lo que no es el progreso es la Muerte de ningún recurso ni pueblo, ni etnia, ni cultura.

Dicho esto, y a petición de un amigo de Proyecto Integral de Diseño de Vida, os voy a hablar de las pequeñas cosas en las que como consumidor me tengo que fijar antes de elegir una u otra marca de agua embotellada. ¡Ojo!, no voy a hablar de ninguna marca. Pero si os voy a enseñar a que seais capaces de elegir la que más se ajusta a vuestras necesidades en función de algo que las distingue a una de otras, que no es ni más ni menos que su COMPOSICIÓN QUIMICA.

Tenemos que tener claro una cosa: El agua mineral es un alimento mientras que el agua del grifo es un servicio público. Tal vez, el descubrir que el agua mineral es tratada como alimento y no como servicio público, nos puede dar una pequeña idea de por qué puede llegar a costar un litro de agua más caro que un litro de gasolina o de refresco. Y tal vez por esa razón, nos llega la factura del agua del grifo, pero no su composición química.

Algo que tienes que saber es que el agua mineral se envasa siempre a pie de manantial y sin recibir ningún tratamiento que altere su composición química y microbiológica natural. Mientras que el agua del grifo tiene una composición cambiante, y por eso necesita ser tratada obligatoriamente tanto química como microbiológicamente para su desinfección, con el fin de garantizar su seguridad alimentaria.

Cuando elegimos una marca de agua embotellada nos regimos por dos principios básicos:

1. Opto por una marca que me gusta su sabor.
2. Compro la que está de oferta.

Si me rijo por la primera opción: Optar por una marca que me gusta su sabor, estoy olvidando una premisa que desde muy pequeños nos enseñan en el colegio, y es la siguiente:



“El agua es inodora, incolora e insípida”


Esto quiere decir que un agua no puede tener olor, no debe tener color y no debe de tener sabor.

Nadie discute que un agua apta para beber tenga color. ¿O sí lo puede tener?. Si tuvieras que elegir entre beber el agua de la foto de la derecha y el agua de la foto de la izquierda, ¿con cuál te quedarías?




 












¿Has hecho tu elección?. 
No sé que foto habrás elegido. Pero ambas fotos tienen una historia.

La foto de tu derecha es un agua cristalina, fresca, que invita a beberla. Se trata de agua potable que brota de una fuente natural en el centro de una gran ciudad, y a la que todavía se acercan personas a rellenar botellas de agua para su consumo, aún teniendo agua potable en los grifos de su casa.

Pero la foto de tu izquierda es un agua con color. Ya no se cumple una de las propiedades organolépticas del agua. Sin embargo es potable para millones de personas que no tienen acceso a disfrutar de un agua inodora, insabora e incolora. La foto de la izquierda era una parte de esta foto que ahora ves justo aquí abajo.




 
El color también puede ser reflejo de un fenómeno que se denomina TURBIEDAD, que es la propiedad óptica de una muestra de agua para disipar y absorber la luz en vez de trasmitirla en línea recta.

La turbiedad es como podemos “medir” las partículas no solubles de arcilla, limo, material, mineral, basura orgánica, plancton y otros organismos microscopios que impiden el paso de la luz a través del agua y que se encuentran en ella. De esa forma, si nos encontramos frente a un agua como la de la foto de la izquierda, nos encontramos frente a un agua con alto índice de turbiedad.

Hablemos ahora de otras de sus características: El olor.

El agua potable no debe tener olor, ni en el momento de toma de muestra ni después de un período de diez días a 26ºC en recipiente cerrado.

Si el agua huele, puede ser debido a:

• Presencia de productos químicos inestables. Es decir, productos químicos que reaccionan rápidamente ante cambios de Temperatura ambiente, radiación, etc. o que reaccionan muy rápidamente en contacto con otras sustancias, dando lugar a unas terceras no deseadas.

• Materia orgánica en descomposición. Por ejemplo que se esté descomponiendo el cuerpo de un animal ahogado.

• Algas y protozoos.

• Bacterias.

Igualmente, el olor de un agua puede ser indicador de contaminación de la misma, bien sea por algún producto químico, o bien, por sufrir ésta un proceso de eutrofización (fenómeno que ocurre cuando las aguas de un lago o río se van enriqueciendo de nutrientes a un ritmo superior al de eliminación, ocasionando cambios sustanciales en el equilibrio ecológico del sistema).

Así que una de las cosas que debemos de tener claras (nunca mejor dicho) es que el agua que debemos de beber no debe tener JAMAS OLOR.

Ahora vamos por la tercera característica: El SABOR.

En ocasiones hemos bebido aguas que nos has parecido saladas, amargas, agrias, ácidas, ect. Si eliminamos cualquier tipo de contaminación química, ambiental, etc. los responsables de esos sabores pueden ser algo tan simple como la composición química del agua que hemos elegido. Para ello tenemos que conocer unos aspectos básicos que muy poca gente tiene en cuenta a la hora de seleccionar una agua embotellada determinada, y es su composición química.

Normalmente en el etiquetado de la composición química de agua embotellada aparecen los siguientes parámetros, y que pueden variar en función de la legislación vigente de cada país al respecto. En este artículo nos vamos a centrar en los más comunes que pueden aparecer en el etiquetado y que comprendamos que significa cada de uno de ellos para tener más claras mis opciones a la hora de seleccionar una opción u otra.

Estos son:

  1. Residuo seco a 180ºC

    El residuo seco es lo que queda al evaporar el agua a una temperatura de 180º C. Es decir, nos daría la cantidad de partículas en suspensión en el agua así como de sales. El agua mineral natural es de mineralización muy débil cuando el residuo seco es inferior o igual a 50 mg/litro. De mineralización débil cuando el residuo seco es inferior o igual a 500 mg/litro. 
     
  2. Calcio:

    Es uno de los responsables de la dureza del agua. Forma parte de los huesos, del tejido conjuntivo y de los músculos. Junto con el potasio y el magnesio, es esencial para una buena circulación de la sangre. Cuando pensamos en Calcio siempre se nos viene a la mente la ingesta de productos lácteos para la obtención de dicho mineral para nuestro cuerpo, pero no pensamos en las aguas ricas en calcio para dicho cometido. De esta forma, si necesito aporte de Calcio, debería pensar en la ingesta de aguas ricas en este mineral. Por el contrario si el Calcio lo tengo restringido por motivos de salud, debería de buscar aguas pobres en este mineral. Un error que cometen muchas personas es la de usar aguas ricas en Calcio para la eliminación de piedras renales de origen cálcico, pensando que sólo bebiendo agua les ayudará a sentirse mejor, cuando deberían optar por aguas con muy bajo contenido en Calcio.

    Estudios llevados a cabo por Guillemant et al., 1997; Heaney y Dowell, 1994; Couzy et al., 1995, indican que “hay que tener en cuenta que en el agua mineral, el calcio y el magnesio están presentes en sus formas solubles que podrán ser absorbidas con facilidad por el organismo. en consecuencia, la biodisponibilidad del calcio presente en los diferentes tipos de agua (ricas en calcio y con gas) es similar a la del calcio presente en diferentes productos lácteos e incluso en suplementos dietéticos”.
     
  3. Magnesio:  
    A parte de ser uno de los responsables de la dureza del agua, es necesario para la correcta asimilación del calcio y de la vitamina C. Equilibra el sistema nervioso central, por lo que se le confiere cierta acción sedante además de ser importante en la correcta transmisión de los impulsos nerviosos y aumentar la secreción de bilis (favorece una buena digestión de las grasas y la eliminación de residuos tóxicos). También es de gran ayuda en el tratamiento de la artrosis, ya que ayuda a fijar el calcio. 
     
    Pero debemos de ser cautos ya que con grandes dosis de magnesio se producen vómitos y diarrea, además de poder causar distensiones musculares, problemas nerviosos, depresiones y cambios de personalidad. 
     
  4. Bicarbonatos: 
     Se encuentran presentes en aguas que han estado en contacto con el desgaste y disolución de rocas. La presencia de Bicarbonatos en el agua constituye un recurso terapéutico eficaz en el tratamiento de la litiasis úrica, además del ácido úrico y de tener un efecto neutralizante de la secreción gástrica y estimular la digestión. La alcalinidad de las aguas naturales suele deberse a los carbonatos y bicarbonatos de calcio, magnesio, sodio y potasio y en algunos casos también se debe en pequeño grado a boratos, silicatos y fosfatos. 
     
  5. Sulfatos: 
    Los sulfatos pueden tener su origen en que las aguas atraviesen terrenos ricos en yesos o a la contaminación con aguas residuales industriales. Una alta concentración de sulfato en agua potable tiene un efecto laxante cuando se combina con calcio y magnesio, los dos componentes más comunes de la dureza del agua. Si el sulfato en el agua supera los 250 mg/l, le da un sabor amargo o medicinal puede hacer que sea desagradable beber esa agua.

    Se consideran aguas carbonatadas cuando su aporte de bicarbonatos supera los 600 mg/l.

  1. Sodio: 
    Regula la distribución de agua en el organismo e interviene en la transmisión del impulso nervioso a los músculos. El sodio también participa en la formación de la saliva, el jugo pancreático y la bilis. Su exceso provoca aumento de la presión arterial (hipertensión) irritabilidad, retención de líquidos y sobrecarga de trabajo para los riñones, que deberán eliminarlo por la orina, arteriosclerosis, edemas e hiperosmolaridad. Mientras que la falta de sodio puede causar convulsiones, deshidratación, parálisis muscular, disminución del crecimiento y entumecimiento general.

  2. Potasio: 
    Actúa como regulador en el equilibrio del agua en el organismo y participa en la contracción del músculo cardiaco. Pero no sólo se ocupa del músculo cardiaco, sino que ayuda a sostener todo el sistema muscular. También contribuye a las funciones del hígado, y ayuda en la fabricación de la fibrina de la sangre. También juega un importante papel en los sistemas de fluidos físicos de los humanos y asiste en las funciones de los nervios. Cuando nuestros riñones no funcionan bien se puede dar la acumulación de potasio. Esto puede llevar a cabo una perturbación en el ritmo cardiáco. 
     
  3. Fluoruros y Flúor:  
    El flúor previene la caries dental y fortifica los huesos. No es probable padecer déficit de flúor, ya que en la gran mayoría de los paises se añade a las aguas de distribución pública. El flúor es esencial para mantener la solidez de nuestros huesos. El contenido natural de flúor, dentro de ciertos limites, resulta benéfico para los niños que están desarrollando el esmalte dental protegiendo la dentadura contra la caries. Pero curiosamente, si se absorbe flúor con demasiada frecuencia, puede provocar caries, osteoporosis y daños a los riñones, huesos, nervios y músculo, incluso el esmalte dental puede adquirir unas manchas color marrón permanente, llamadas fluorosis.
    Fluorosis
  1. Cloruros:  
    La forma mas común de ocurrencia de los cloruros en el agua es el cloruro de sodio o sal común. El origen de los mismos son sales del suelo que se disuelven en el agua, siendo escasa su presencia en concentraciones altas en aguas superficiales, excepto en aquellas fuentes provenientes de terrenos salinos o de acuíferos con influencia de corrientes marinas. El cloro estimula la producción de jugos gástricos y facilita la digestión. También actúa como regulador del pH y junto con el sodio y el potasio equilibran la cantidad de líquidos en nuestro cuerpo. En ocasiones un agua con alto contenido en cloro puede provocar la aparición del asma o de la dermatitis. Las aguas ricas en cloruros pueden beneficiar y mejorar la artritis, la artrosis y la tendinitis.
  1. Sílicio:  

    Es un mineral indispensable para la asimilación del calcio, la formación de nuevas células y la nutrición de los tejidos. Ayuda a reducir los niveles de colesterol malo LDL, la tensión arterial, nos protege de enfermedades cardiovasculares, y su presencia es indispensable en la síntesis del colágeno ayudando a mantener los músculos y tendones en buen estado. Y es muy importante en la la asimilación del calcio, el fósforo, el magnesio y la vitamina D.


  2. Nitratos:


    El nitrógeno en forma de nitritos, tiene una toxicidad mayor que afecta al hombre y es por estos efectos adversos que su contenido debe ser vigilado en el agua de consumo.
    Los niveles naturales de nitratos en aguas superficiales y subterráneas son generalmente de unos pocos miligramos por litro. En muchas aguas subterráneas, se ha observado un incremento de los niveles de nitratos debido a la intensificación de las prácticas agrícolas y ganaderas.
    Un contenido de nitrato mayor de 10 mg/l, puede ocasionar en los niños lactantes una enfermedad llamada metahemoglobinemia que impide la oxigenación de la sangre.

  1. Conductividad: 

    La Conductividad es la habilidad de una solución de agua de conducir electricidad. Es una medida de cuanto (no de qué) material esta disuelto en el agua, y se trata de un valor muy utilizado para determinar el contenido de sales disueltas en ella. Realmente es un parámetro que está apareciendo últimamente en algunas aguas embotelladas, pero no en todas, en detrimento de un parámetro que a mi juicio es mucho más interesante que es el del Residuo Seco.

Una vez que ya sabemos algo más de esos componentes que lleva el agua embotellada, ahora sólo me queda saber que beneficios adicionales puedo sumarle al agua que compro. Si tengo digestiones difíciles, igual es hora de comprar una marca que sea rica en bicarbonatos, y resulta que la que siempre he comprado tiene un valor muy bajo de ese compuesto. De esa forma, conociendo qué necesito en cada momento, ayudo a mi organismo a estar cada vez más cerca de ese equilibrio que necesito para mi bienestar y plenitud.

Espero que hayais disfrutado con la lectura de este artículo.

Agradecer a Clara Luz M, de Argentina, las fotos que me envió.

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